martes, diciembre 01, 2015

Otra vez!!

Aquí estoy de vuelta. Otra vez. Lo intento, y cuando parece que empiezo a retomar el gusto por apuntar aquí mis andanzas, zas, se me pasan de golpe. Después de la Maratón de Madrid, puse por aquí los objetivos hasta final de año. Pero, si uno se cae, de mala manera, cuesta abajo,  no a lo Chuck Norris, con la suerte de cargar todo el peso del cuerpo, que no es liviano, sobre una mano, problemas gordos a la vista. Fractura, operación, clavos y 2 meses de descanso obligatorio. Planificación al cajón. Claro que como no hay mal que 100 años dure, e intentando recuperarme lo antes posible, me inscribí en cuanto salí del quirófano en la prueba que tenía pensada para después del verano: 100 km Madrid-Segovia. Aunque el tema del correr quedó aparcado,  empecé a salir andar. Así fortalecía algo que no llevo muy bien en las ultras, ya que no ando rápido, y hacía algo de ejercicio.  




Con poca preparación, y confiando en el entrenamiento de todo el año, me planté en Madrid con la intención de terminar mi segundo 100 km. La carrera es una ultra dura, sin  montaña excesivamente complicada, salvo la que supone subir por cuestas después de 50 km. El recorrido por la sierra madrileña primera y la segoviana después me sorprendió positivamente. Pueblos pintorescos y espectaculares como Mataelpino, Cercedilla o parajes naturales como la Barranca, o la Fuenfría que me fueron sorprendiendo durante todo el día. 




En cuanto a la carrera, muy bien hasta el km 50. Buen ritmo, reservando fuerzas, y sin mayores problemas me planto en la mitad de la prueba. A partir de aquí, el terreno se empina, y mi estómago aparece. 20 km penando con el estómago y que coinciden con la subida por el Valle de la Fuenfría. No puedo correr por el dolor, pero hoy no va a poder conmigo. Planificación a la basura, y ya sólo se trata de no rendirse. Al llegar a la parte más alta del Valle, intento tomar un poco de isotónica, y me produce un "efecto fuente". Sólo me dio tiempo a apartarme del punto de avituallamiento. Es una liberación, porque a los 10 minutos vuelven las buenas sensaciones. El último tramo vuelvo a correr, y hasta soy capaz de organizarme un mini-encierro con uno de los toros que andan sueltos por la sierra segoviana. Afortunadamente el único que corrió fui yo. Se hace de noche, y llego a Segovia, al acueducto. Una vez en meta, muy contento, aunque con el cuerpo "al revés". He terminado mi segundo 100 km este año, tras la lesión de la mano y vuelvo a demostrarme que la cabeza es una parte muy importante en este tipo de pruebas. Tardé en recuperar el cuerpo algunas horas, pero no me siento tan destrozado como creía. Respecto a la organización, da gusto participar en pruebas así. La logística debe ser bestial, y en todo momento te sientes arropado por la organización y los voluntarios. Mi único pero, es que en algún avituallamiento, el agua escaseaba. Pero, por mi parte, totalmente entendible. 



A partir de aquí, desenfreno deportivo. Cuando todo el mundo aconseja que tras una prueba así hay que darle margen al cuerpo para que recupere, yo, que tengo mis propios criterios, me marco un calendario de récord, durante los dos meses posteriores:

Media Maratón Al-Mudayna en modalidad senderista. 21 km con cerca de 900m d+

Maratón de Murcia 

Los Dos Calares Trail, 55 km y 3600m d+ 

Iré contando en próximas entregas

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